martes, 8 de septiembre de 2009

Barrilete 2x3 No pateen al arco

Perdonar es diabólico



Si tu novia te mete los cuernos y la perdonás, quién te asegura que ante la primera de cambio vos no vas a hacer lo mismo con ella o simplemente, la muy guacha, va a reincidir?

Si bien el fútbol no tiene mucho que ver con un noviazgo, hay similitudes, las oportunidades se presentan para aprovecharlas porque después la propia democracia de la vida hará que ella, o en nuestro caso, tu rival, se tope con las suyas.

El paralelismo puede encararse desde la bondad y los buenos principios o desde la propia maldad que produce la miseria del ser humano. Si te enamorás no dudes, jugate y comprometete con tus sentimientos, porque muchas veces te tomás tiempo para decidir, mientras que el otro ya lo hizo y si lo dejás esperando, probablemente se canse y pase, en muy poco tiempo, del amor al odio.

El fútbol es una expresión colectiva de la suma de intereses individuales al servicio de un objetivo de orden superior. Si bien es un divertimento, no nos podemos olvidar que el trabajo se focaliza en el logro de resultados, ya que este es el reconocimiento al esfuerzo que implica defender una idea y trabajar para cumplirla.

Cuando amamos, la pasión pasa a darle vida a nuestras acciones, el sexo se transforma de reconfortante actividad física a un acto cargado de sentimientos que gráfica la fusión sentimental que existe entre dos personas. El gol, muchas veces catalogado por los mismos jugadores como "algo parecido al orgasmo" refleja en el resultado de un partido la unión que existe entre una manera de jugar y quienes la desarrollan. Amor sin sexo y fútbol sin goles no parecen ir de la mano.

Si bien se puede tener sexo ocasional luego de una buena estrategia "de levante", todos sabemos que muchas veces esas situaciones nos caen del cielo, ya sea por el contexto, la oportunidad o simplemente, la necesidad de satisfacer una necesidad. El gol también puede ser ocasional, sobre todo cuando el equipo rival desaprovecha sus oportunidades, algo que también se asemeja mucho a las relaciones de pareja.

Pero lo que me inspiró para realizar este paralelismo no fueron las relaciones sexuales, sino, el perdón. Creo que estamos todos de acuerdo en que los seres humanos nos equivocamos continuamente, actuamos en base a ciertos intereses, individuales o sociales y provocamos sufrimiento en los demás, que luego, al recibir la retroalimentación y/ó queja del afectado, comprendemos y tratamos de mejorar nuestra conducta para la próxima vez.

La idea anterior está basada en la buena fe de las personas, ya que presumimos que la equivocación no fue intencional sino que cayó dentro de una de las características mas importante de los seres humanos, la equivocación.

Pero muy difícil será para nosotros perdonar aquellos actos que caratulamos de intencionales, como la mentira, el engaño, la traición y muchas veces hasta la misma desconsideración. Todos sabemos que muchas veces el amor mezclado con la pasión nos ciega y nos hace perdonar lo imperdonable, pero en frío, cuando reflexionamos, ¿no nos aparece la duda, el remordimiento, la sensación de inseguridad por el riesgo que implica ese tipo de perdón?

En un partido de fútbol por suerte, las cosas son un poco mas simples, nosotros amamos el juego y dedicamos un aparte importante de nuestras vidas a ello, desde chiquitos que soñamos con jugar un mundial o vestir la camiseta de nuestro club, el fútbol es parte de nuestros anhelos, de nuestra diversión, descarga, esparcimiento y dedicación. Por eso, cuando entramos a una cancha, formando parte de un grupo, soñamos con obtener el mejor resultado, divertirnos y ganar, porque con el solo hecho de participar en un torneo, el objetivo "resultadista", queda expuesto.

Al igual que cuando formalizamos una relación, dentro de un equipo tenemos que formalizar con una idea, trabajar para absorver los conceptos que la componen y corregir día a día las desviaciones que nacen desde la misma práctica.

Nuestra realidad en estos últimos tres partidos indican que perdonamos, que no aprovechamos nuestras oportunidades, no obtenemos la recompensa por nuestro esfuerzo, sufrimos los partidos por el simple hecho de no respetar la ley del fútbol que proclama "las situaciones que se desperdician en un arco, se concretan en el otro" es algo tan indiscutible como que si una persona que está en pareja es infiel, tarde o temprano mostrará la hilacha, pese a quien le pese.

En una relación uno puede perdonar y corregir fallas tales como no prestar atención a los problemas de su pareja, no escucharla, no corregir aspectos negativos de su conducta, no incentivar las actividades que la reconfortan y hasta desatenderla en la cama. Paralelamente, en un torneo se pueden detectar errores como yerros en la definición, en la marca, desatenciones en los aspectos tácticos o simplemente no dejar todo e irse con la sensación de injusticia y/ó bronca por no obtener la preciada recompensa.

Pero lo que nunca hay que dejar de hacer es no darse cuenta de cual es el aporte de cada uno para con los errores, la responsabilidad de lo que a uno le toca, el compormiso con esta causa es la base para pensar en un futuro mejor, aprender de cada jugada, ya sea en la vida como en el fútbol, esta reflexión nos nutre de experiencia para afrontar con mas seguridad y convicción los problemas que se pueden presentar a futuro, hoy puede resumirse en el perdón, pero a la larga no habrán excusas si luego de esta racha negativa no se logra el aprendizaje, como equipo, como jugadores y como personas.

Cone(8)

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