La batalla de Garranda
"Por casualidad, al mediodía asistí a una exhibición, esperando un poco de diversión, unos chistes, relajarme... Pero salió todo lo contrario... Estos peleadores de mediodía salen sin ningún tipo de armadura, se exponen sin defensa a los golpes, y ninguno golpea en vano... Por la mañana echan los hombres a los leones; al mediodía se los echan a los espectadores. La multitud exige que el victorioso que ha matado a sus contrincantes se encare al hombre que, a su vez, lo matará, y el último victorioso lo reservan para otra masacre. Esta clase de evento toma lugar estando casi vacías las gradas... El hombre, muerto en el combate, sigue vivo en convicción."
La ultima batalla había marcado una dura derrota, de esas que se recuerdan más por el después que por el antes, Sebástian, el guerrero, era líder por historia, que en el último tiempo había estado alejado, combatiendo en otros frentes, volvía al ejército que lo supo reclutar en tiempos pasados, de espadas pesadas y sueños de gloria acumulados. Su formación fue digna de los guerreros de la época, sus antepasados le inculcaron el arte de la guerra, de la lealtad y el desenfado, de la defensa y la estrategia, pero nada de eso pudo ser desplegado en soledad, con voz de mando y personalidad, supo liderar cada cuerpo de batalla, defendiendo intereses de monarcas varios, pero sin negociar su don por la victoria y su respeto por la hidalguía.
La batalla de Garranda quedará en la historia, una tarde nublada, típica de mayo en el cono sur, con frío, el campo amarillento por el paso de las bestias, de los batallones que despliegan las mil y una contiendas, dejando su tendal de sangre, muertes y cuerpos desgarrados. Esta vez, la táctica no tuvo nada que ver con la estrategia, no hubo movimientos sorpresivos ni formaciones alternativas. Cada uno de sus guerreros fueron ubicados en posiciones básicas, conocidas y con rodaje, sólo la necesidad y algunas ausencias delinearon algunas variantes, pero siempre focalizadas en el cumplimiento del requerimiento número uno, la actitud, la fiereza, la fuerza y el corazón.
El contrincante llegaba invicto, durante la última era no conocía la derrota y amenazaba con gobernar la tierra conocida, los vástagos que la integraban se jactaban de contundencia, sin haber recibido muchas bajas, eran señalados de asesinos por matar mas de la cuenta. Contaban en sus filas con un temible artillero, Nicolás, se comentaba que ningún guerrero de estos tiempos había ejecutado más luchadores, su poder era letal, su confianza aún mayor.
Su longevidad, pisaba los 30 años, lo mantuvo calmo, Sebástian obsevaba la ansiedad y el nerviosismo de alguno de sus compañeros. La primera fila estaba en cabezada por la dupla Máximo Dámian y Miguel, el primero, conocido por ser el escribas del batallón y por haber sido el mayor aniquilador de la era pasada, el segundo, nacido en los Montes de Deraux, experimentado y certero asesino, matador. La línea media era conducida por Martín, calvo, extrovertido y verborrágico, arrastrando una lesión en su pierna, pero dispuesto a dejar todo. Su conducción era secundada por El Niño Santi,quién, con una arremetida agresiva, hundió su espada hasta la espina dorsal del más adelantado de los gladiadores rivales, su mensaje retumbó e hizo eco en la pasividad de los Dioses que comenzaron a prestarle atención a semejante momento épico. El "Niño" apodado así por sus facciones juveniles y sus ideas renovadoras, era oriundo de la península ibérica, estratega, el equilibrio era su obsesión.
Unos metros más atrás, El Rey Darío y Patrico El Sicario barrían con cual oponente se animara a sobrepasar las defensas Barriletenas, el Primer Ministro Juan José, político, esbelto y austero, Pablo El Diablo a su lado, yendo a buscar con su Hacha super afilada, tan potente por su poder de corte como por su peso específico, se lo ha visto muchas veces hundir el cráneo de sus oponentes golpeando con el mango hecho en hierro y reforzado con piedras de plata. Mariano El mudo, le cortaron la lengua al caer como prisionero, se caracterizaba por mostrar un inconstante nivel, la última batalla se lo había visto débil, dubitativo, pero aquel mediodía fue una máquina de matar. Urso cuidaba la bandera, pero quien la llevaba era él, el Gran Sebástian, incansable, aguerrido, luchador referencial, el alma de una formación que se jugaba la vida, que no podía ceder terreno en tiempos en que su avanzada era la única esperanza que le quedaba para todo su pueblo, el ejército de Barrilete era conocido por su gloria, por sus tardes épicas, por sus dos anteriores reinados perdidos en la abundancia, la relajación, los grandes banquetes y la lujuria desparramada.
Ese grupo de hombres arremetió con todo, cuidado por Don Federico, ex guerrero, hoy miembro del consejo de sabios junto a su fiel amigo Facundo I, de piel negra y postergado en la lucha por haber perdido una pierna en combate, liberó a Jabalí Lucas para que se sume a la batalla, letal y corpulento guerrero, casi un mito viviente, se encargó de vencer el primer bastión de la defensa del rival, la sangre volaba por los cielos y el ánimo producía una sonrisa en los más viejos, zorros por su experiencia y picardía.
Sin embargo, las energías empezaron a mermar pero los refuerzos llegaron en buena hora, César El Brujo y sus espadas doradas, y Germán II, hermano menor de Patricio, acudió a la lucha en la tierra media. Garranda estaba enfurecido, su potencial reinado estaba en manos ajenas y su fortaleza estaba siendo doblegada, pero apreció el temible Nicolás para, con su saña homicida, equiparar las fuerzas de aquellos inagotables guerreros. Barrilete sintió el simbronazo, pero se enfureció y otra vez Jabalí Lucas marcó la diferencia en un excelente combinación del Rey, El Niño y Miguel de los Montes quién le abrió el flanco para que el animal asesine al portador de la bandera rival.
Desde ese mismo momento, on uñas y dientes,las líneas se juntaron para defender. Sebástian comandaba las líneas y arremetía con fiereza, el cansancio y las bajas hacía precipitar una gloriosa victoria, una marca en la historia de todos los partícipes. El ruido estruendoso de un trueno distrajo a los más concentdaos, en un segundo fatídico, y las defensas flaqueraon, dejaron un hueco que ni el Urso pudo contener, un inesperado integrante de la última línea se filtró a punta de lanza, la concreción del hecho significaría la derrota, la debacle, el deshonor, pero la vida no es sólo un período de tiempo, es el precio de pertenecer, de sentirse respaldado, y él, no podia pensar en una próxima batalla si se perdía ésta, entonces fué, corrió a más no poder, con casi 10 años de batallas en sus espaldas y una gigante convicción.
"Ahhh!" fué su último grito, el puntero de lanza no pudo llegar, fue decapitado en un choque feróz, dónde la pierna del Gran Sebástian se dividió en dos, nadie siguió luchando, semejante estampida determinó el fin de la batalla y la victoria Barrileteana, los gladiadores de Garranda entendieron el mensaje, la vida es poca cosa ante semejante demostración de amor propio y defensa por el compañero. Sebástian sobrevivió, pero no podrá ofrecer su cuerpo para ganar la guerra pero su alma quedará grabada a fuego en el corazón de cada compañero, porque el honor no se negocia y ya nadie podrá dejar menos que él, nadie podrá pensar qué es suficiente, sino que todo lo que tenga cada uno deberá ser dejado en su honor, en su respeto, y con el mismo fin que persiguió, el bien común, el todo, aunque se deban dejar algunas partes en el campo de batalla.
Cone(9)
Cone una vez mas, sin palabras, me saco el sombrero por lo q narras.
ResponderBorrarAbrazo
Seba E.
MAGNIFICO conejo!
ResponderBorrarun abrazo grande,
Juan
A quién felicito, a Conejo que escribió esto o a Santi que tuvo la idea y fue plagiado????
ResponderBorrarGente de Barrilete Cosmico:
ResponderBorrarFelicitaciones por la pagina!!! Esta muy buena. Esperemos que sigan subiendo y nos podamos encontrar en la categoria mas alta.
Exitos
Marcelo "Beto" Couso de Namberwan
PD: nosotros tambien tenemos una pagina, que es www.namberwan.com