Identidad Desconocida
Jason Bourne vive con una motivación que lo hace arriesgar su vida una y otra vez, la búsqueda de su identidad, Barrilete vive cosas parecidas.
Tantas vueltas por el mundo lo terminó depositando en el campo de deportes de la UBA y una camiseta verde fluo le llamó la atención, un sin fin de imágenes se superpusieron en su memoria, goles, tacos, festejos, gritos, banderas, asados, fiestas, discusiones, fotos; armaron un collage que dejó atónito al más rebelde de los productos de la CIA. En ese momento, Jason Bourne desidió averiguar qué era Barrilete. Con total discreción, trató de visualizar hacia dónde se dirigía el sujeto de piernas chuecas, papa fritas en mano y un andar verdaderamente cansino y displicente, sin dudarlo lo siguió hasta arribar a los límites de la cancha 2. Un equipo ya estaba en el campo, con todos sus integrantes peloteando, entrando en calor, concentrados, el otro, de vestimenta roja comunista todavía se estaba cambiando, sus integrantes llegaban en cuotas mientras que el árbitro trataba de apurar el comienzo del encuentro. El tiempo transcurría y cerca del banco de suplentes vió gente que despertaba su desconfianza, los gritos de un no tan joven jorobado con razgos de quién ha transcurrido su vida en el altiplano, acompañado por un moreno sacado de la mafia de los diamantes de sangre, en Africa lo atormentaban su paranoia activó su mirada de desconfianza hasta que entendió que estaba fuera de peligro.
Los primeros minutos del partido ya comenzado no lo cautivaron, Bourne trataba de entender el desarrollo del juego buscando señales que le den alguna información, la pelota viajaba por el aire y ante cada infracción, el equipo vestido de negro buscaba el área contraria a base de centros que eran dificilmente controlados por el rival. Los rojos no encontraban el camino pero manejaban la pelota sin inquietar a un arquero que se movía con dificultad, como si hubiera sido impactado por una de las tantas balas que Jason supo eludir gracias a su velocidad de gacela para sortear el peligro.
Bourne echó cuerpo a tierra al escuchar el grito "por abajo, pelota al piso!!!" emanado por la dupla de los sospechosos de siempre que estaban a cargo de la dirección técnica de Barrilete. Con el mentón pegado al verde césped, no podía ver la pelota, ella volaba como misil antinuclear y su incertidumbre seguía aumentando. Uno de esos centros a la olla cayó en el botín jamaiquino del jugador mas setentoso del equipo, que casi ni gritó el gol ya que la conformidad sólo llegaría con la victoria. El apodo de Pulpo le sirvió a Bourne para averiguar los antecedentes, del ocasional goleador, en su computadora de bolsillo, Jason pudo averiguar que tal equipo llamado Barrilete había sido campeón 2 veces en forma consecutiva, tuvo tiempo hasta de visualizar una película del primer campeonato del equipo colgada en la web, desde ese momento entendió que aquellos hombres eran más que un equipo de fútbol y que por algo el destino lo había llevado a presenciar dicho partido. Su búsqueda cambió de rumbo, el buen fútbol debía aparecer ya que su lógica de pensamiento no concebía un equipo Bicampeón sin la tenencia de pelota, ni circulación ni oficio, pero la historia pasada. pisada está. De repente, dos errores colectivos y desatenciones varias, dieron vuelta el resultado en favor del equipo Vermelho, el desorden y el K.A.O.S. (con K, al estilo Supergante 86) se hicieron dueños del encuentro, algunos desencajados gritos volvieron a meter a Borne en el juego propiamente dicho. El equipo ex Bicampeón comenzó a dar muestras de su personalidad, síntomas que no había mostrado hasta verse en desventaja, fue, fue y fue, hasta que en una de tantas llegó al empate gracias al oprtunismo de su delantero más escandinavo, "merecido" fue el susurro que se le escapó explicitando su manera de pensar. Jason pudo distraerse de su misión por unos instantes, el partido lo cautivó a pesar del flojo nivel del encuentro. Altas pulsaciones para disputar cada pelota, una revolcada asesina le erizó la piel, dicho jugador verdinegro se había jugado la vida, pero no alcanzaba, el contagio estaba disperso. Bourne no podía comprender y su mente otra vez se puso en blanco, como al principio, perdiendo su estado de conciencia. Al despertar, ese equipo llamado Barrilete estaba enojado, disconforme, el partido había terminado en un empate y ningún jugador se animaba a dejar escapar una sonrisa, algunos se iban para un lado y otros para otro. Bourne pudo darse cuenta que eran amigos, que se conocían y se respetaban el enojo de cada uno a su manera aunque en medio de la frustración, los más ofuscados buscaban alguna respuesta a tantas preguntas,al pasar, escuchó una que quedó grabada en su mente "¿a qué jugamos Barrilete?". Se prometió volver y todos esperamos que así sea.
Cone(9)
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